El sector automotríz, como ocurre en varias otras industrias, cuenta con estándares de producción y fabricación muy exigentes. En este sector, encontramos una tendencia al alza respecto a la demanda de aguas purificadas, desmineralizadas o libres de impurezas.
Principalmente, la finalidad del agua en el sector automotríz es reducir al máximo la existencia de cualquier contaminante que pueda afectar a la fabricación de un vehículo, especialmente en los procesos de refrigeración, refinamiento o limpieza.
La producción de un solo vehículo de combustión interna exige la utilización de 147,000 litros de agua. El acabado de metales, el tratamiento de superficies y los revestimientos son los que más agua requieren. Teniendo en cuenta que al año se fabrican 80 millones de vehículos, hablamos de una cantidad importante de agua usada por esta industria.
Este escenario mundial supone un reto para la sostenibilidad dentro del sector automovilístico. Y es un problema a largo plazo porque, aunque los vehículos eléctricos y las baterías sean el futuro, lo cierto es que su fabricación requiere cantidades aún más grandes de agua: Un vehículo eléctrico requiere aproximadamente un 50% mas de agua que un vehículo de combustión interna.
Es por ello que la industria automotríz debe buscar métodos para la obtención de agua de manera sostenible y adoptar medidas para reducir el impacto medioambiental que genera. El primer paso para ello es analizar en profundidad las cantidades de agua para el sector requeridas, así como dar con soluciones para el tratamiento de aguas residuales o alternativas verdes para la obtención del recurso hídico. Entre estas podemos encontrar:
Biorreactores de membrana (MBR)
Se trata de un proceso de tratamiento biológico que elimina los componentes orgánicos presentes en el agua. A continuación, pasa a un sistema de filtración por membrana, que atrapa una gran cantidad de fluidos y partículas. Los biorreactores de membrana son una opción idónea para tratar aguas residuales cargadas de aceites, sales y otros muchos minerales. El resultado es agua de alta calidad apta para ser reutilizada.
Ósmosis inversa
Durante este proceso el agua entra a presión hacia una membrana semipermeable, que retiene todas las partículas. En concreto, la ósmosis inversa elimina el 99% de las sales presentes en el agua, tales como cloruros o sulfatos. Del mismo modo, acaba con los virus, bacterias y otros componentes tóxicos. Es el sistema más adecuado para purificar el agua según requerimientos específicos, y su mantenimiento es muy sencilla.
La ósmosis inversa para la industria aplicada al sector automotríz presenta múltiples utilidades. El agua pura resultante del proceso es utilizada, principalmente, en el momento de manufacturación, usándose en varias fases dentro del proceso de producción.
Intercambio iónico
Este tratamiento de agua se usa frecuentemente para la desmineralización. El intercambio iónico permite eliminar las especies iónicas (sales) disueltas en el agua. Para ello, el sistema emplea resinas compuestas de polímeros acrílicos insolubles en agua que permiten intercambiar unos iones con otros.
Se trata de una buena alternativa para el tratamiento de aguas residuales e industriales en el sector automotríz y su empleo se ha implantado especialmente para el reciclado de las aguas de lavado del tratamiento de superficies. Su principal ventaja es que permite la eliminación de metales y otras sales disueltas.